La manera en que nuestros ojos están dispuestos para mirar tiende a la horizontalidad. Así mismo cuando nos paramos frente a un paisaje el horizonte nos sugiere que el mundo continúa, de alguna manera, a través de esta línea; tenemos la percepción de que el mundo es horizontal y vasto. Sin embargo en este paisaje se pueden encontrar diferentes elementos y situaciones que de alguna u otra manera dan cuenta de una verticalidad, a veces solapada por tan desmedida horizontalidad, pero que están presentes y son parte integral del paisaje.
Estos elementos o situaciones verticales ya sean naturales, como es el caso de los árboles, quebradas y montañas, o artificiales con estructuras como los silos, faros, torres de alta tensión, copas de agua entre otras, tienden a sobresalir dentro de las superficies y adquieren una presencia en el espacio que circunscriben.
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